El DNIe, o cómo gastarse millones de los españoles en basura


Hoy leo en El País (os transcribo el artículo al final) un artículo donde se deja bastante constancia de cómo se han tirado millones de euros de los españoles en el oscuro y tétrico negocio del DNI electrónico (o DNIe, como lo llaman los "tecnócratas"). Una prueba más del despilfarro y cómo, en lugar de en comida o vivienda para los españoles, se arrojan a la basura cientos de miles de euros tranquilamente. Claro, como ese dinero no es de nadie. O, mejor dicho: es de todos.

En el artículo se dice que en el 2015 todos los españoles tendremos DNIe. Otra mentira. Y lo digo porque, en mi caso, el DNI me caduca en el 2016, así que hasta el 2016 no espero renovarlo (no voy a tirar también el dinero que pagué por él, los 6 eurazos que me costó por un papelito de nada). Y me imagino que no seré el único caso, de modo que no es cierto que en el 2015 todos los españoles tengamos ese carné.

Es curioso que cuando fuí a renovarlo pedí el nuevo DNIe (total, para pagarlo, tener el moderno al menos), y la funcionaria de la policía no sabía ni de qué la hablaba. Asombroso.

Por cierto, ¿para cuándo el DNI gratuito a los que estamos en paro? No es justo que nos hagan pagar un pastón por algo que nos obligan a tener.


Otra resurrección del DNIe
El Gobierno intenta reanimar el documento electrónico en poder ya de 25 millones de españoles, pero con una escasa utilización

El DNI electrónico (DNIe) acaba de cumplir cinco años y hay buenas y malas noticias. Lo bueno: la tarjetita ya está en el bolsillo de 25 millones de ciudadanos y en tres años llegará a toda la población. Lo malo: 25 millones de ciudadanos siguen sin tener ni idea de para qué sirve. Lo utilizan exactamente igual que el viejo documento de papel plastificado. Y no es culpa de ellos. Un sinfín de obstáculos y errores han conseguido que una inversión de 113 millones de euros se quede, de momento, en pura promesa.

El Ministerio de Industria hace su segundo intento para enderezar el rumbo: un acuerdo con 16 empresas privadas, entre ellas Banco Santander, Vodafone o Iberdrola, para difundir las ventajas del DNIe. La campaña, con un coste de tres millones de euros, se extenderá hasta diciembre. Está por ver qué consigue. Pero si es igual que con la primera, realizada el año pasado con 12 millones de euros, poco cambiará.

"Hasta ahora el DNIe ha sido un fracaso de difusión. Esta se ha encomendado en buena parte a la Dirección General de Policía (DGP) y ellos no son precisamente famosos por su capacidad para lanzar productos", ironiza David Blanco, fundador de Tractis, una plataforma online de intercambio de contratos. Esta empresa es casi la única en España que ha surgido al calor del DNIe. El parón del sector les ha obligado a cambiar de planes. "Me voy a Brasil, allí están empezando a lanzar su DNIe y espero que haya mercado".

El problema fundamental en la adopción del DNIe es el escaso tirón entre las empresas privadas. Apenas 30 firmas han creado servicios con el nuevo documento, principalmente entidades financieras, y solo de autentificación. Es decir, de acceso a nuestras cuentas online, algo que ya solucionan los sistemas existentes. El verdadero valor del DNIe, el de firmar desde casa y en pijama el alta del ADSL o un depósito bancario, no se ha explotado.

"El proyecto necesita tiempo, maduración. El uso del DNIe está mucho más extendido en la Administración pública que en el sector privado, pero eso cambiará", promete Salvador Soriano, subdirector general del Ministerio de Industria, responsable junto con Red.es y la DGP del despliegue del DNIe. Y añade que en mayo hubo un millón de usos. Eso sí, la mayoría para trámites del sector público.

En el sector privado, el problema es doble. Por un lado, las empresas están obligadas por ley a ofrecer la contratación de sus servicios a través del DNIe, pero si no lo hacen no son sancionadas. Dada la situación de crisis, alguien pensó que era mejor no multar. El resultado es que las compañías se han olvidado del DNIe. "Si hubiera un régimen sancionador la situación probablemente sería diferente. Pero no lo puedo criticar, la ley es la que es", dice Soriano.

El otro problema: los ciudadanos no compran lectores de DNIe. Red.es regaló 1,3 millones de unidades, pero la mayoría (un 60%) fue dos años después de iniciar el despliegue del documento. Demasiado tarde. Alemania, que comenzará su proyecto de DNIe en noviembre, aprobó 21 millones de euros para regalar lectores. Y Estonia entregó uno a cada persona cuando recogía el documento.

Un 4% de los clientes de ING Direct, por ejemplo, acceden a su cuenta online con el DNIe. Poco más pueden hacer. "Nosotros ofreceremos a los nuevos clientes la posibilidad de contratar productos con el DNIe", asegura Werner Zippold, directivo de la entidad, quien señala otra barrera. "Mucha gente no recuerda el PIN del DNI electrónico y caduca a los dos años. Hay obstáculos, pero acabará siendo un éxito".

Quizás ocurra si desaparece otro dolor de cabeza: el solapamiento de certificados digitales. Las Administraciones Públicas soportan más de 20. Y en uno de los trámites más comunes, el de la presentación electrónica de la Declaración de la renta, el certificado más popular es el de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) y no el DNIe.

"Si estos inconvenientes no se resuelven pronto, España perderá la oportunidad de crear un ecosistema sólido de certificación. Alemania, Brasil y otros países vienen pisando fuerte. La ventaja que teníamos nos va a durar dos telediarios", dice Blanco. Iniciativas como MiFirma.com, que reúne firmas con validez legal para apoyar causas populares, demuestran que el DNIe es un gran invento. Solo falta utilizarlo.

El Instituto Nacional de las Tecnologías de la Comunicación (Inteco) ha presentado esta semana un "sencillo programa" de instalación en ordenadores para facilitar el uso del carné electrónico.

Fuente: El pais

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