Lo que ocurrirá en Japón que -probablemente- nadie te querrá contar

Sin ánimo de dramatizar (ya lo hacen bastante los de La Secta) ni de tildar a la gente de tonta y fantasiosa divulgando con total irresponsabilidad que no pasa nada y que el estar al lado de una barrita con uranio es lo mismo que comer chocolate (como hacen los fachas de Intereconomía), voy a tratar de opinar -como siempre hago- desde la más pura lógica en el asunto de las centrales japonesas, principalmente la de Fukushima.

Los primeros problemas son propios de cómo están afrontando las cosas. En Chernobil se "solucionó" a costa de exponer a miles de soldados (más de 4.000, aunque nunca se hizo oficial) a las radiaciones extremas para cubrir con cemento, arena "y todo lo que había" el reactor. En Japón han optado por la refrigeración con agua de mar. El problema del agua del mar son dos (aparte de que deja el reactor inutilizable), que son evidentes, pero que en ningún medio he visto tratar. El agua de mar contaminada en contacto directo con las radiaciones (no ya de la vasija o la piscina, sino de las propias paredes del reactor), ¿dónde acaba? Buena parte de ella se evapora a la atmósfera. Es lo que está causando (y ha causado, principalmente, estos días anteriores) las nubes radiactivas y las nubes de vapor de agua que hemos visto sobre las centrales nucleares.


Otra parte se filtrará al suelo, es decir, a los acuíferos. En Japón podemos imaginarnos qué clase de acuíferos son esos: el mar. La alta dosis de radiación que "envenena" el agua está intoxicando, en efecto, el agua de los alrededores de la planta de Fukushima.

Esto dejará buena parte de la zona contaminada por muchos años (no hay que mencionar ni siquiera el accidente de Chernobil: tenemos un ejemplo más cercano en España, con la caída de las bombas atómicas en Palomares). Este será un problema que sin duda tendrán que resolver las autoridades niponas tras pasar esta catástrofe, pero lo peor es que el agua de mar, al contrario que la tierra, se mueve. Como si de una marea negra se tratara, la contaminación se va extendiendo (y la radiación puede perdurar miles de años). La diferencia es que, como es invisible, la gente no ve ninguna "marea negra" sobre el mar.

El otro problema es la propia radiactividad que se está acumulando sobre el lugar, y que se va extendiendo. Cuando esto pase -confiemos que pronto-, casi cualquier elemento que nos venga de Japón (automóviles, electrodomésticos... tecnología) habrá que mirarlo con lupa, pues puede contener elevadísimas dosis de radiactividad. No es que las centrales estén cerca de complejos tecnológicos, sino que Japón no es Estados Unidos, ni Rusia, es un país relativamente pequeño y con empresas auxiliares que desarrollan componentes en muy distintas partes.

Pero, ¿qué frontera de qué país cuenta con sistema de detección de radiactividad? ¿Tendra esto en cuenta la comunidad internacional cuando pase el desastre? Los "expertos de turno" probablemente dirán que "no pasa nada" (cuando te digan esta palabra, comienza a asustarte, porque es que algo grave ocurre), y que "cualquier pequeña radiación diaria a la que nos expongamos será superior a la que nos venga en un producto contaminado japonés". Sin duda será cierto en algunos casos, pero no lo es menos que si hacemos caso a esto, estaremos acumulando dosis de radiactividad hasta hacerlas, entonces sí, peligrosas.

El peligro que se enfrenta el mundo ante el desastre nuclear de Japón es mucho más grave de lo que se pueda pensar, aunque de momento lo veamos lejano. Japón no es un lugar solitario y sin apenas producción -como ocurría en Chernobil- industrial o tecnológica, sino todo lo contrario. ¿Estamos preparados para tales consecuencias en países como España? Permitidme dudarlo.