De cómo el estado del bienestar acabó con el bienestar del Estado
El presidente catalán Mas tiene la fórmula para la crisis económica: "empobrecer a todo el mundo menos a mí, antes de que el Estado llegue y empobrezca a todo el mundo, incluyéndome a mí". Un claro ejemplo de "sálvese quien pueda, y yo el primero", o "huida hacia adelante". Sin importar a quién se lleve por medio. Los catalanes se han lucido votándole.
Es curioso cómo el mal llamado "estado del bienestar" (ahora me entero que estábamos en el bienestar, yo, francamente, no lo había notado) es la excusa más utilizada para arrinconar, meter miedo, subir impuestos... y aferrarse cada político a su puesto. O, dicho de otra manera: la mejor excusa para medrar.
¿Temen los catalanes una intervención del estado? ¡Por supuesto que no! ¿Quién lo teme, entonces? Lo teme quienes se benefician de un status quo que ellos mismos tildan de "exclusividad", en donde pueden deshacer y hacer a su antojo. Eso es lo que temen. La crisis, esta crisis que dicen nos azota, no es más que una forma de control en donde beneficiarse la cúspide de un poder, de unos banqueros, de una élite que siguen acumulando riquezas en una orgía que no parece tener final. Prueba de ello es que, mientras sectores como el de los automóviles pasan periodos de recesión en sus modelos más medianos y bajos, los automóviles de lujo experimentan ventas jamás vistas.
Y si pueden usar la excusa de los recortes para privatizar y llevar hacia sus empresas propias y paraísos fiscales lo poco que queda de público y gratuito, lo harán. ¿Alguien piensa que les importa? No, no les importa un pimiento. ¿Mentir? Están tan acostumbrados a mentir que para ellos la mentira no es una estrategia, simplemente, es una forma de vida.
Lo curioso es que el estado del bienestar nunca existió para nadie. Excepto para ellos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario